Mantener tus cuadros limpios no solo preserva su belleza, sino que también extiende su vida útil. Aquí te dejamos algunos pasos sencillos para hacerlo correctamente:
1. Evaluación del estado del cuadro
Antes de comenzar, revisa si el cuadro presenta daños, como grietas, pintura descascarada o marcos flojos. Si es una obra antigua o valiosa, considera consultar a un restaurador profesional.
2. Reúne los materiales adecuados
Necesitarás un paño de microfibra suave, hisopos de algodón, agua destilada, jabón neutro y, en algunos casos, alcohol isopropílico (siempre en baja concentración).
3. Limpieza superficial del marco
Si el marco es de madera, limpia el polvo con un paño seco o ligeramente humedecido.
Para marcos dorados o con detalles finos, utiliza un pincel suave para no dañar los relieves.
4. Limpieza del lienzo
Si el cuadro es al óleo o acrílico, usa un paño seco para retirar el polvo.
Para manchas más persistentes, humedece ligeramente un hisopo con agua destilada y pásalo con suavidad. Evita frotar en exceso para no alterar los colores.
5. Vidrios protectores
Si el cuadro tiene vidrio, limpia con un paño humedecido con agua y jabón suave. Sécalo bien para evitar marcas.
Evita productos con amoníaco, ya que pueden dañar tanto el vidrio como el marco.
6. Colocación y cuidado continuo
Una vez limpio, cuélgalo en un lugar libre de humedad y luz solar directa para evitar decoloración.
Repite la limpieza cada seis meses o según sea necesario.
Consejo final: Si tienes dudas o se trata de una pieza muy antigua o con gran valor sentimental, no dudes en buscar ayuda profesional.