Limpiar tu flauta no solo la mantiene brillante y libre de residuos, sino que también prolonga su vida útil y te garantiza un sonido óptimo en cada interpretación. Aquí tienes un método sencillo en 5 pasos, explicado de manera cercana y con el “por qué” de cada uno:
Desmontar con cuidado
Qué hacer: Separa con suavidad la cabeza (la parte donde soplas), el cuerpo y el pie de la flauta.
Por qué: Al desmontarla, evitas forzar las uniones y puedes acceder a cada sección por separado, garantizando una limpieza más completa y sin dañar las juntas.
Secar el interior con varilla y paño
Qué hacer: Enrolla un paño de microfibra alrededor de la varilla de limpieza (o barrilete) y pásalo varias veces por el interior de cada sección.
Por qué: El paño retiene la humedad y restos de saliva que podrían oxidar el metal o estropear los tapones de corcho, manteniendo el interior seco y saludable.
Limpiar las llaves y los huecos
Qué hacer: Con otro paño suave y seco, desliza suavemente entre las llaves y alrededor de los tubos para quitar huellas, polvo y residuos.
Por qué: Evitas que la suciedad se acumule en los mecanismos, lo que puede hacer que las llaves se peguen o pierdan respuesta rápida.
Engrasar puntos clave (si es necesario)
Qué hacer: Con una gota muy pequeña de aceite especial para instrumentos (aceite de llave), unta ligeramente los pivotes y ejes de las llaves más móviles.
Por qué: Lubrica las partes móviles para que giren sin fricción excesiva, prolongando la suavidad de acción de las llaves y evitando desgastes prematuros.
Pulir el exterior y guardar
Qué hacer: Usa un paño antibacteriano o de gamuza para frotar suavemente toda la superficie externa. Luego, arma la flauta y guárdala en su estuche con cuidado.
Por qué: El pulido mantiene el brillo metálico, remueve huellas y aceites de la piel que manchan el metal. Guardarla bien evita golpes y la protege de polvo o humedad.
Resumen:
En cinco pasos –desmontar, secar el interior, limpiar las llaves, engrasar puntos móviles y pulir el exterior– logras que tu flauta permanezca en excelente estado. Cada paso tiene un propósito: desde prevenir la oxidación y el desgaste en los pistones, hasta garantizar un sonido claro y una mecánica suave. Con esta rutina sencilla y regular, tu instrumento te lo agradecerá con años de buena afinación y respuesta ágil. ¡Manos a la obra y disfruta tocando con tu flauta reluciente!