Prepara tu “spa” acuático
Antes de empezar, pon música suave o habla en voz baja con tus peces, como si les contaras que hoy tienen día de belleza. Reúne cubos limpios, un sifón para gravilla, raspadores de algas y un acondicionador de agua. ¡Tus “amigos nadadores” apreciarán tu dedicación!
Acompaña a tus peces a la orilla
Con delicadeza, sujeta a cada pez con la mirada. No se van a mudar de casa, solo vas a cambiarles el agua. Usa una red blanda para trasladarlos temporalmente a un recipiente con agua del acuario, para evitarles estrés mientras limpias.
Sifona el lecho con cariño
Introduce el sifón en la grava y deja que succione residuos sin trastornar demasiado el sustrato. Imagínate que estás cepillando sus “alfombras de coral”: tu objetivo es retirar desechos, pero conservar parte de las bacterias buenas que mantienen el ciclo saludable.
Despeja las paredes y objetos decorativos
Pasa el raspador de algas por los vidrios con movimientos suaves, como si pintaras un lienzo transparente. Saca y enjuaga ligeramente piedras, troncos o plantas de plástico bajo agua corriente (sin jabón), devolviéndoles su brillo natural.
Limpia el filtro con respeto
Desmonta el material filtrante y enjuágalo en el agua que retiraste, no en el grifo. Así protegerás las colonias de bacterias beneficiosas que purifican el acuario. Es como regalarles un refresco a tus amigos antes de volver al trabajo.
Reemplaza el agua con mimo
Añade lentamente agua nueva, mezclada con acondicionador para eliminar cloro y ajustar pH. Intenta que la temperatura coincida con la del acuario; tus peces notarán la diferencia y se sentirán tan cómodos como al volver a casa tras un paseo fresco.
Devuelve a tus peces a su hogar
Coloca el recipiente cerca del acuario y deja que tus peces naden por cuenta propia de vuelta. Observarás cómo exploran el fondo limpio, felices como tras una limpieza de primavera. Felicítalos con una sonrisa y, si quieres, añade un toque de comida ligera para celebrar.
Monitorea y mima tu acuario
Durante las siguientes horas, observa a tus peces: su nado debe ser tranquilo y su color más vivo. Aprovecha para hablarles, agradecerles la paciencia y planear juntos la próxima sesión de spa.
Con estos pasos humanizados, tu acuario no solo estará limpio, sino lleno de la calidez y el cariño que tus peces merecen. ¡Ellos lo sentirán y tú disfrutarás de un ecosistema vibrante y saludable!